sábado, 16 de enero de 2010

Alinear

Ni siquiera nos hemos dado un beso. Yo sé. Yo sé que raya en lo absurdo. Pero, así es. Nos conocimos en un bar —¿en dónde más?, agregarías— Nos conocimos precisamente cuando yo vivía en una ciudad que no era la mia y, aún así, se sentía como propia. Al menos, en esos días. Sobre todo en el día que nos conocimos. Por esos días cambié las noches por las tardes —¿estás seguro? ¿no lo habías pensado antes?— Sí, si fue por esos días. Lo recuerdo con énfasis por que las noches de esas ciudad eran esencialmente diferentes de la ciudad de donde venía. Frías, lluviosas, oscuras. Yo estaba acostumbrado a otro tipo. En el momento que me dijiste sobre tu atracción hacia el drama, supe que estábamos en la misma sintonía. Digo, ¿qué es más hermoso que la capacidad de extender la tragedia sobre la línea del tiempo? Extenderla hasta donde se pueda. Quizá no se trate de eso —Por supuesto, Javier, no se trata de eso. Se trata de otra cosa— No sé. Aún desconozco mucho de ese mundo. ¿Qué te gustó de mí? No sé. Me parece asombroso que estés ahí, junto a mí. Compartiendo una noche diferente de esta. Una ciudad que es violenta y una apagada. Juntas. Quizá por primera vez.

—¿Cuándo nos volvemos a encontrar— No sé. No sé que responder. Aveces siento como si la distancia fuese una especie de ruido. Uno hermoso. Uno que nos separa y nos mantiene así: como conectados. Aveces tengo la fortuna de encontrarme con tu recuerdo en otro bar. Probablemente, esté con otras personas. Pero, es lo mismo. Es como si el cuerpo de alguien más fuese posesión tuya —No creo en la posesión, no me cuadra. Creo en el momento. En un par de ojos casando con otros. En dedos ajenos cruzados con los propios— Yo sé. Yo lo sé. Pero, recordá: entre nosotros se extiende un mar de tierra. Un mar de distancia. No hay que pedirle explicaciones al que extraña.

—Nos vamos a volver a ver, estoy seguro

Yo, no.

Al menos no igual que la primera vez. Que no se pase por alto: estuviste ahí el mismo día que esa ciudad, ahora ajena, se alineó
—¿al menos por un momento, verdad, Javier?, con la mía. Esta en donde reside mi espíritu ahora. Esta que está llena de tu recuerdo. Llena de algo más.

No hay comentarios: