miércoles, 3 de marzo de 2010

Juego de luces y sombras

02:30 AM

Lucas despierta después de dos horas y media de haberse acostado. Pronto no recordará haber abierto los ojos a esta densa oscuridad que es muy característica de la madrugada. Sin embargo, en este breve momento, pequeña y glorioso encuentro de la conciencia y la inconciencia, Lucas adquiere un atisbo de noción acerca del lugar en el que está ubicado. Con Lucas, los papeles se han invertido. La noche se ha convertido en el día y el día en la noche. El Lucas presente es el Lucas onírico y el Lucas onírico es el Lucas presente. Todo está al revés. Al revés de cómo debería ser.

07:00 AM

Lucas despierta definitivamente. La luz de la mañana irrumpe de manera horizontal por las persianas. La mirada de Lucas se detiene en la pared a su costado: la luz baña de manera intensa la suave superficie de una pared color olivo. Aunque los ojos de Lucas estén abiertos, no están viendo. Desde hace un tiempo hacia acá, las mañanas de Lucas están filtradas a través de un cono de ensoñación. No hay voluntad en su movimiento. Todo es inercia. Lucas, entonces, se asemeja a las flores de los pastizales que, víctimas del despiadado viento, son arrancadas del suelo o mueren desesperadas del aburrimiento.

02:30 PM

La tarde se asoma, irritante, por los rascacielos de la ciudad. Para hacerse notar, atraviesa las ventanas, y las paredes, que insisten en elevarse desde el suelo. Lucas fuma un cigarrillo mientras tararea una canción. El humo entra y sale por sus fosas nasales. Adentro, el humo no deja más que manchas en los dientes y borrones en los pulmones. Las notas de su canción sólo provienen de las cuerdas vocales avergonzadas. Ya nada es como fue.

09:00 PM

Lucas está ansioso. El cenicero que acumula una docena de colillas lo confirma. Se le ocurrió gastar su tiempo libre en cine. Filmes de directores radicales. Esta noche proyectó una sobre un criminal con un desorden químico en el cerebro. Elección equivocada si se quiere mantener la paz. Por sobre su hombro, Lucas puede observar el desenvolvimiento de su día. Nada importante. Nada grandioso. Nada terrible. Una simple sucesión de movimientos no muy distintos del diseño de las caricaturas que se arman con números y puntos: trazando la línea de arriba hacia abajo o de derecha hacia izquierda. Piensa en el poco tiempo que tiene antes de ir a la cama. La ansiedad se incrementa.

12:00 PM

Lucas ha depositado su cabeza sobre la almohada. Ocupará entre quince y diez minutos para pensar antes de dormir. La mayoría de ese tiempo se le irá pensando en el pasado. En lo difícil que fue lidiar con el insomnio. En las batallas que libró. En todo lo que perdió. En las heridas que lleva adentro y afuera. En su familia, en su comportamiento. En el hecho de que ahora tiene un hogar, tiene un horario, tiene…tiene sueño. Y duerme. Dormirá por muy poco tiempo.

2:30 AM

Lucas despierta. Lucas despierta a un sueño. En su sueño, es un animal. Una bestia.

2:45 AM

Lucas está desesperado. No sabe cómo volver a conciliar el sueño. Piensa en todo lo que hay que hacer al siguiente día. Se desespera más. Aprieta los puños bajo las sábanas. Patalea. Chilla.

3:15 AM

Lucas tiene una mirada distinta.

3:17 AM

Lucas ha realizado que la vida a la que despierta por las mañanas es sólo una portada de cartón infiel a su persona. Piensa en la muerte. Piensa en la suya.

07:00 AM

Lucas despierta. Aparte de los ojos, ligeramente enrojecidos por el desvelo, en Lucas no hay señal alguna de la maravilla que acontenció durante la noche.

La luz del sol anuncia que es de día.

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