miércoles, 12 de agosto de 2009

A los ojos

Es posible. Es posible viajar tiempo atrás con tan solo una mueca. Es posible arrasar la paredes de una ciudad sólida, moralista y apropiada, cuando quién mora en esta habitación es el deseo. Es posible guardar en la misma cesta la manzana del odio y las flores del amor. Es posible que en el primer minuto nada tenga sentido. Es posible que en el segundo todo sea armonía. Puede suceder que quién haya defendido a Dios, sea ahora fiel ejecutor del Demonio. Es posible morir en los sueños. Es posible —y es maravilloso— nunca volver a despertar. Es posible que Ud. y yo nos crucemos en la calle del Tiempo. Es posible que nos amemos. También es posible que nos odiemos. Puede suceder que el que haya muerto, regrese. Puede suceder que el que esté vivo, se vaya. Es posible comprometer la salvación a cambio de la carne. Es posible que la carne sea la salvación. Son posibles sus ojos. Sé que son posibles por que bastó mirarle a los ojos para comprender que todo lo que aquí construímos depende directamente de si sus ojos vuelven a mirar a los míos.