martes, 27 de octubre de 2009

Revelación

Esta mañana desperté a lo que resultó ser una revelación. Desde hace algún tiempo, mi hermano y yo hemos coincidido en algún lugar que existe entre sus sueños y los míos. En la infancia, tenía lógica que así fuera. Veníamos del mismo núcleo. Compartíamos la misma violencia. Por las noches, solíamos mirarnos a los ojos hasta quedar dormidos. Sonreíamos por que sabíamos que esa misma noche estaríamos jugando en un jardín que era de las mismas dimensiones que el que teníamos en casa pero que, para gloria nuestra, tenía un cielo que podía ser el mar o el infierno. Éramos muy unidos. Sin embargo, a medida fuimos creciendo, nuestros ánimos fueron formándose bajo diferentes luces. Él se acercó peligrosamente a la religión. Yo, al vacío. Nuestros encuentros nocturnos se volvieron menos frecuentes. De hecho, si sucedían, dejaban una huella poco reconocible en la memoria. Algo así como el eco de una voz que no se sabe si se ha escuchado o no. Algunas veces, reconocíamos el uno el otro la mirada invadida de complicidad que indicaba que habíamos estado horas atrás en un mismo lugar. Muchas veces un lugar prohibido. A pesar de esto, ninguno de los dos decía algo al respecto. Hasta esta mañana pensé que habíamos perdido nuestra conexión. No fue antes de que terminara de frotar mis ojos, cuando escuché la voz de mi hermano diciendo que había soñado conmigo. En su sueño, compartíamos un mismo cigarrillo que yo había encedido deliberadamente para provocar tentación en él. Antes de que terminara de relatarlo, su rostro se transformó hasta formar un gesto de extrañeza. No entendía la razón de mi sonrisa. Una sonrisa que implicaba cierta intención escondida. Después de que se retiró de la habitación, estuve pensando en nuevas maneras de fortalecer nuestro vínculo. Necesito hacerlo. Sin él, no puedo conocer todo aquello que nos ha sido arrebatado desde nuestro nacimiento. He decidido, como primer paso, visitarle más seguido. Para lograrlo, necesito poner toda mi fuerza en su espíritu. Aun si esto significa arrastrar a mi querido hermano hasta este lugar que irremediablamente es el vacío y que es donde yo habito.

2 comentarios:

Nadie dijo...

Qué linda historia.

Paty Trigueros dijo...

Me gustó especialmente el final.