martes, 26 de mayo de 2009

Emancipación de los habitantes

Los dolores de cabeza de Anastasio se han convertido en algo insostenible. Por meses, los trató con una dosis de acetaminofén y dos tazas de café seguidas. Pero, fue a partir de este mes que la dosis automedicada perdió el encanto de su efecto y la crisis se convirtió en algo inmanejable. Algunos conocidos le recomendaron técnicas de relajación; pero, cualquier espacio que encontraba dentro de su cabeza se encontraba invadido por el dolor. Resulta comprensible que todas sus actividades cotidianas se vieran abruptamente atropelladas, dado que cualquier minuto del día era ocupado para pensar en como aliviar el dolor y en todas aquellas cosas que él podría hacer una vez librado de este. Entre movimientos torpes y procesos de pensamiento precoces, lograba vislumbrar una larga visita al caribe o a cualquier ciudad en donde no lloviera tres cuartas partes del año y en donde, obviamente, su cabeza estaría ocupada con crucigramas, música y escritura; en lugar de estarlo con un incesante latido de dolor. De cualquier modo, nada de esto sería posible: el encefalograma que tomó el lunes por la mañana mostraría que dentro de la cabeza de Anastasio viven un número de habitantes tan grandes como para componer una ciudad y tan apasionados como para emanciparse con fusiles y granadas con tal de reclamar todo lo que les ha sido negado por tanto tiempo. Ahora, miércoles por la tarde, el neurólogo está buscando una forma amable de comunicarle a Anastasio que su situación es una que no tiene arreglo.

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