martes, 12 de mayo de 2009

Toma de posesión

Si no lo tiene, arrebátelo.
C. 2009
Por las maneras de su mirada supe de inmediato que el nuevo inquilino del edificio del que estoy a cargo no provenía de estas regiones. Como los demás habitantes del complejo, realizaba las actividades cotidianas sin ninguna eventualidad y aún así había algo de misterio en la ejecución de estas tareas que pertenecen necesariamente al orden de lo cotidiano. Aunque logré quebrantar su cerradura, no conseguí que el espejo en el que peinaba sus cabellos oscuros me respondiera de la forma respetuosa que lo hace con él por las mañanas y las noches; que es cuando este objeto le desea los buenos días y las buenas noches, según él se lo exija. Después de copiar todos los versículos de su escritura y no obtener un cambio de sintonía en el aire que me envuelve; supuse que tendría que acostarme con él y dejarle saber acerca de mi inconquistable apropiación de sus atributos con el afán de que el camino se me hiciera más fácil. Para su desgracia, esto tampoco dio resultado. La última vez que platicamos, confesó que el modo de sus ojos y el dominio tanto de sus hábitos como de sus posesiones se debe al alimento que comió su corazón años atrás en una región que exije de los hombres ciertas condiciones que yo no cumplo y nunca cumpliré. Recuerdo con exactitud su observación porque fue ese el momento en el que me pareció que su misterio no debía ser revelado con tanta facilidad por que en este edificio existen hombres como yo que estamos dispuestos a extraer las vísceras de esos que son mayores que nosotros con tal de salvarnos de las aplastadoras fauces de lo ordinario.

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