jueves, 21 de mayo de 2009

Reunión de detectives

Señores, atención:
Tenemos claro que los elige de todo tipo físico; sin embargo, siempre los elige tristes. Además, sabemos que los encuentra en toda suerte de lugares; pero, sobre todo, en los bares. Para realizar su cometido, hemos determinado que posee una técnica exacta. Identifica, se acerca, seduce e invita. Para detener su ejecución, habríamos de interrumpirle antes del penúltimo movimiento. Nos han informado que una significativa mayoría de los testigos oculares señalan que después de dicha acción las víctimas pierden toda habilidad de presentar voluntad favorable. Sobre la operación que él lleva a cabo en sus aposentos, aún no sabemos algo cierto. Lo que sí sabemos es que las víctimas son devueltas a la ciudad con amnesia absoluta y sed desmesurada.
Señores, atención, guardemos silencio.
Para identificarlo, recurrimos inútilmente a nuestros dibujantes. Tenemos en nuestra posesión un fajo de bosquejos del posible criminal. Ninguno de ellos presenta coincidencia alguna. De acuerdo a nuestros detectives, una significativa mayoría de los testigos oculares señalaron características físicas disímiles para la misma persona. Aún así, tenemos por cierto que su actividad se está haciendo más invasiva con el paso del tiempo. Más y más personas de la ciudad han hecho de su vida una trayectoria plana, sin irregularidad alguna. De no detenerle, nuestra ciudad serán madres permisivas, jóvenes cansados, hombres castos, perros vegetarianos.
Señores, el que roba la tristeza es un hombre que ambiciona toda la belleza para sí mismo.
Señores: hay que detenerlo.

1 comentario:

Flavio dijo...

qué problema con la tristeza y la arquetípica belleza que posee...